jueves, 13 de noviembre de 2008

Frente a la reestructuración del Sistema Previsional

La iniciativa del Gobierno Nacional de reformular el sistema previsional argentino sienta las bases fundamentales para volver a construir en nuestro país una red solidaria de seguridad social, capaz de hacer efectivos los derechos de los trabajadores, tanto activos como pasivos. Red basada en la solidaridad entre generaciones que, desde un punto de vista económico, es el resorte indispensable para sostener, con los aportes de los trabajadores activos, los haberes actualizados de los pasivos. Y más allá de lo estrictamente económico, en un horizonte político más abarcador,constituye un importante núcleo simbólico en la búsqueda de mayor democracia y cohesión social. En tanto adquiere un fuerte sentido como parte del avance hacia la construcción de una sociedad más equitativa. Con un Estado que en este terreno vuelve a asumir el papel regulador del que fuera desplazado por los grandes capitales (el auto-denominado "mercado").
La reforma financiera de 1977, la política de endeudamiento público y su administración en años de dictadura y democracia y la reforma previsional desde 1994, constituyeron tres pilares centrales sobre los que se asentó el modelo concentrador que tuvo como beneficiarios privilegiados a grupos económicos locales y extranjeros.
La reforma previsional del 94 dio acabada evidencia de que el objetivo implícito no fué el de mejorar la situación de jubilados y pensionados, sino permitir la financiación - en gran escala - de las necesidades de acumulación de la cúpula empresarial. Los resultados están a la vista de todos, son incontrastables, sólo la necedad, el desconocimiento, el desinterés, pueden ofrecer lecturas diferentes de una realidad que con impudicia desnuda cómo se ha relegado a nuestros viejos, sobre la base del sostenimiento delos privilegios del sector financiero y la elite empresaria.
Esa reforma privó al sistema previsional de su legítima fuente de financiamiento, convirtiendo el futuro de muchos argentinos en un negocio de pocos. El negocio de las AFJP fue una estafa fabulosa: Y la estafa cerraba al impedirle al trabajador retornar a la jubilación estatal.
La decisión política de poner fin a las AFJP y retornar a un sistema único dependiente del Estado se articula con la recientemente sancionada ley de movilidad previsional, ya que restituye al sistema sus recursos genuinos. Al recuperar el ingreso de los aportes personales de los trabajadores, un monto considerable de dinero, reestablece la posibilidad de discutir el nivel de los haberes de jubilados y pensionados, pudiendo superar los niveles de pauperización expresados aún hoy, pese a los sucesivos aumentos, en el haber mínimo vigente.
Se trata de una de las medidas más importantes que ha tomado este gobierno, en el camino de reconstruir el Estado, restarle poder a la "patria financiera" y restablecer importantes conquistas sociales.
En medio de la crisis financiera desatada en la principal economía del planeta, este proyecto de ley (que esperamos sea debatido en toda la profundidad que merece y posteriormente sancionado por el Poder Legislativo) nos da la oportunidad histórica de recuperar derechos perdidos y se convierte, además, en una acción eficaz de resguardo y protección hacia todos los trabajadores, activos y pasivos, tanto los que ya habían optado por el sistema de reparto como aquéllos cuyos aportes están siendo administrados por las AFJP y sometidos a riesgos cada vez mayores (dicho sea de paso, muchos cobran la mínima gracias al salvataje del estado). De no sancionarse esta ley, nuestro sistema previsional afrontaría una inminente situación de colapso, que culminaría en la necesidad de financiación estatal mucho más costosa que la actual.
Y en estos días de debate y convulsión, se escuchan voces críticas de variada índole, desde los defensores de los privilegios adquiridos, pasando por los que tienen un problema de piel con el gobierno nacional . No nos podemos permitir simplificar la mirada sobre el arco de las oposiciones. Además es necesario quitar el velo a algunos cuestionamientos planteados en estos días.
Uno de ellos es que el derecho a la intangibilidad es una demanda inconsistente. No se trata de guardar un tesoro para que nadie lo toque, sino de hacer que ese derecho adquirido permita la reproducción de las condiciones que harán posible su devolución a los beneficiarios demañana. Y lo mejor es que se utilice no ya para financiar a un reducido número de empresas sino para crear puestos de trabajo registrados y con remuneración digna. Después de todo, si no se entiende que se trata de un pacto intergeneracional, no habría posibilidad de que funcione ningún régimen previsional.
El reclamo del derecho de propiedad sobre los saldos existentes en las cuentas de capitalización individual carece de sustancia. Y ello es así por cuanto no hay posibilidad de salvación individual si el entorno se cae a pedazos. De lo que se trata es de proteger la pervivencia del derecho a un haber de retiro digno, que permita disfrutar de los días y las noches a nuestros mayores y que la natural demanda de consumo de medicamentos no se tranforme en una condena a muerte por imposibilidad de acceso. Las cuentas de capitalización ya han sido saqueadas por la depreciación del precio de mercado de los activos, por la detracción de la comisión confiscatoria percibida por las administradoras entre 1994 y 2008 (en promedio 32,3%), por la transferencia de una suma equivalente al 50% de dicha comisión con destino a las compañías de seguro de retiro que no pueden cumplir con las promesas de aseguramiento, por otros conceptos varios de monto equivalente al de las transferencias mencionadas. Por otra parte, la desfinanciación del sistema mantuvo durante largos años congelada la jubilación mínima. Recién elgobierno de Néstor Kirchner comenzó a revertir ese estado de cosas, al quintuplicar el haber mínimo y posibilitar el regreso al sistema público de quienes habían optado por una AFJP. El impacto fiscal de la reforma constituyó parte significativa de la explicación de la crisis económica que estalló en 2001.
No se nos escapa que será una dura batalla política, porque se han tocado intereses muy poderosos. Las enormes tasas de acumulación de los grandes capitales concentrados, cebados por el facilismo de las economías des-reguladas. Y porque las viejas y las nuevas derechas están siempre al acecho, y manejan los medios de difusión.
Creemos finalmente que se trata de un camino a construir y a recorrer, nada nos está asegurado pero sin este importante paso, todo sería mucho más dificultoso.


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